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EXPOSICION MUSEO PICASSO
DE MONTMARTRE A MONTPARNASSE.
Casas, Rusiñol, Picasso i la gran colònia artística catalana en París
La exposición es ingente. Incluye 256 obras, 70 de las cuales son pinturas, 65 dibujos y 26 esculturas, mientras que el resto son grabados, libros, revistas y otros materiales. Encontraràs cerca de 60 artistas, autores y músicos representados, algunos muy conocidos, como Hermen Anglada Camarasa, Enrique Granados, Julio González, Manolo Hugué, Miguel Blay, Ricardo Canales, Pablo Gargallo, Josep Clarà, Joaquim Sunyer, Isidre Nonell, Miquel Utrillo y Lluïsa Vidal. Y también hay no tan conocidos, como Marià Andreu, Claudi Castelucho, Manuel Feliu de Lemus, Maria Gay, Pere Ynglada, Pau Roig y Eveli Torent.
Otro aspecto destacado de la exposición es el carácter escenográfico, con grandes fotografías y proyecciones de películas de época colgadas del techo.
El recorrido está organizado en ámbitos como La llegada a París y Geografías de las artes, este último sobre los sitios que frecuentaban los artistas. Las obras elegidas para documentar son, por ejemplo, “Una vista sin hechizo de Montmartre” de Ramon Casas, de la zona que todavía no estaba urbanizada, en la línea de unos trabajos suyos y de Rusiñol, que pintó el cementerio.
“Esta primera generación de artistas iban a buscar lo que les gustaba y pintaron lo que querian, porque “siempre habría un cliente que compraria”.
La ciudad también significa las persones que lo habitan, para artistas como Isidre Nonell, que reflejó a unos personajes pobres y solos.
Más adelante está “La ciudad espectáculo”, un ámbito dedicado a los espectáculos de circo y variedades y también se pueden ver las primeras vistas de interiores de burdeles.
Entre las obras expuestas llama la atención El Circ Medrano y La Lonja, de Joaquim Sunyer, porque las protagonistas son la modelo italiana Benedetta Bianco, la esposa del pintor Ricard Canals, y Fernande Olivier, que entonces tenía una relación con Sunyer.
El origen de este género lo encontramos en Carmen de Bizet y el folclore español presente en la Exposición Universal, y uno de sus representantes más transgresores fue Mariano Andrés, que pintó Ismael Smith, como un torero amanerado.
Más adelante encontrarán a las Parisienses, “la mujer burguesa que va a la moda, que crea moda, que va a los teatres y a cafés, pasea por los bulevares y hace su vida”.
En la pintura catalana es importante porque la va crear Ramon Casas, como se puede ver re al retrato La parisiense (señorita Clo-Clo), y la continuaron otros artistas como Ismael Smith y Laura Albéniz. Se trata de una figura femenina que fue un modelo para las burguesas catalanas, que no alcanzaban su grado de libertad.
Los bohemios, uno de los sitios comunes más extendidos de esta época es el de La Bohemia, cómo se puede ver en un retrato de Santiago Rusiñol de Miguel Utrillo, de cuando publicaba sus crónicas de la Exposición Universal en La Vanguardia. Fue él quien habló por primera vez de la colonia de artistas catalanes en París.
Hay un otro retrato de Rusiñol, del escultor Carlos Mani, representante de la bohemia negra, que pasó hambre porque la beca que le había dado la Diputación para ir a París era muy justa. En esta parte hay dos retratos de Germaine, de Carles Casagemas y Ramon Pichot, como imagen de la mujer bohemia, y dos pinturas importantes de Ramon Casas:
Pleno air e Interior del Moulin de la Galette. La exposición llega a su fin con una recopilación de retratos de artistas, entre los que llama la atención el de Pau Casals por Eugène Carrière, y con una sección dedicada a una visión de la Belle Époque, protagonizada por toda una serie de esculturas de nombres consagrados como Enric Clarassó, Enric Casanovas y Miquel Blay, evocadoras del simbolismo como “uno de las grandes corrientes de finales de siglo”, tal y como dice Panyella.